“La evaluación formativa se "efectúa en
el curso de la actividad" y tiende "a apreciar el progreso logrado
por el alumno y a comprender la naturaleza de las dificultades que encuentra
durante un aprendizaje; tiene por objeto mejorar, corregir o reajustar el
avance del alumno y se funda, en parte, en la autoevaluación". Así pues,
la evaluación formativa implica una reflexión, un diálogo con los alumnos sobre
los resultados obtenidos y los procesos de aprendizaje y de enseñanza que los
llevaron a ellos. Aclara a los alumnos y al profesor la eficacia de esos
procesos y; llegado el caso, el origen de las dificultades. Desemboca en su
eventual modificación, con vistas a una mejora.” (Monique Denyer, et al (2007).
Capítulo V. Evaluación del dominio de competencias, en: Las competencias en la
educación, un balance. pp. 17-44. Fondo de Cultura Económica, México 2007. ISBN
978-968-16-7914-9)
Ciertamente las competencias tienen esta
finalidad, tratan de hacer que el alumno logre sus objetivos de aprendizaje,
con una mejora institucional, y de conocimientos, de ahí que los alumnos se
encuentren inmersos en un trabajo colaborativo y lleno de tecnología, que es para
lo que nos preparan estas competencias. El logro de que los alumnos capten y
comprendan el significado de ellas es primordial para su buen funcionamiento,
ya que si no se sabe lo que se requiere no se lograría el efecto deseado. La
formación tradicionalista, se podría pensar que ha quedado atrás, sin embargo
pocos profesores son los que la aplican, aunque se debería de haber erradicado
por medio de éstas competencias, a pesar de ello se capacitan a los profesores
con la finalidad de que las apliquen a los alumnos, y con ello se logre
comprender y analizar y no simplemente memorizar, para tener en cuanta
situaciones y problemáticas que se presenten y que los alumnos mismos puedan
lograr solucionar sin la ayuda de terceros, claro ello sin olvidar que el trabajo
en equipo es funcional.
“a) Nuestra enseñanza siempre ha funcionado
como régimen de evaluación interna (la evaluación se deja al cuidado exclusivo
de los docentes). Esta evaluación interna hace que el valor de la certificación
y, por canto, del diploma entregado, sea eminentemente variable de un
establecimiento a otro.
b) Nuestro modo de evaluación es sumativo: la
certificación no se fundamenta en una prueba final única sino en la suma de las
calificaciones obtenidas en los controles periódicos, en los trabajos
realizados en el curso del año y, finalmente, en los exámenes.
Ahora bien, esta practica, ¿sigue siendo
compatible con una pedagogía que aspira a la adquisición y la evaluación de
competencias?” (Monique Denyer, et al (2007). Capítulo V. Evaluación del
dominio de competencias, en: Las competencias en la educación, un balance. pp.
17-44. Fondo de Cultura Económica, México 2007. ISBN 978-968-16-7914-9)
Las competencias, ¿para evaluar?, en cierto
punto todo pareciera ser maravilloso, que los alumnos desarrollaran las
competencias, y que éstas serán la base para que ellos logren salir adelante y
sean personas productivas, sin embargo, esto no es todo color de rosa, ya que
en cierto punto si se comprende lo que se enseña, si se logra un aprendizaje,
pero desde mi punto de vista no completo, ya que hay puntos que debieran ser
retomados con mayor rigidez, por ejemplo, las matemáticas, las fórmulas tienen
que ser comprendidas y desarrolladas, pero cómo hacer la operación si no se
conoce la fórmula, es sólo un ejemplo, ya que por ejemplo en las ciencias
rígidas se tiene que memorizar de alguna manera, otro claro ejemplo es en
química con la tabla periódica, si el químico no la conoce bien podrían ocurrir
accidentes que serían fatales y nocivos para nuestra salud.
“… El decreto "Misiones" precisa
que el nivel de los estudios deberá, en el futuro, verificarse mediante la
equivalencia del nivel de las pruebas de evaluación administradas a los alumnos
y las pruebas creadas por la Comisión de los instrumentos de evaluación. Dichas
pruebas serán difundidas, como indicativas, entre todos los establecimientos
organizados o subvencionados por la Comunidad francesa. Deberán permitir tanto
un mínimo de homogeneidad entre las escuelas, como asegurar a los alumnos una mayor
claridad de lo que se exige de ellos.
De este modo, nuestro sistema de enseñanza
evolucionará hacia una forma de evaluación ciertamente aun interna, pero
“orientada" o "guiada”.” (Monique Denyer, et al (2007). Capítulo V.
Evaluación del dominio de competencias, en: Las competencias en la educación,
un balance. pp. 17-44. Fondo de Cultura Económica, México 2007. ISBN
978-968-16-7914-9)
Como nos dice el autor ¿en verdad las
competencias guían u orientan? Desde cierto punto realiza ambas acciones, pero ¿no
se requiere que sólo una situación sea la involucrada en llevar la educación?,
ciertamente es una situación llena de contradicciones, puesto que no es claro,
y lo que no es claro no se comprender, entonces ¿cómo quieren que los alumnos
comprendan las competencias, si con esas contradicciones lo único que se denota
es que ni ellos las comprenden?, simplemente es un punto de vista aunque han
sido productivas en determinados momentos, en otros han sido de gran polémica
(como lo es ahora), ya que ahora formulando otra pregunta más ¿En verdad TODOS
los alumnos COMPRENDEN lo que significan las ya famosas COMPETENCIAS? Es una
pregunta que deberíamos formularnos cada vez que los profesores explican lo que
es una competencia, porque podemos saber su significado y la función que
ejercen, pero en verdad comprendemos ¿cuál es su verdadera finalidad?
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